Por: Valeria Riquelme
La última reina del Nilo, Cleopatra, fue educada por sacerdotisas, quienes le
enseñaron a concebirse así misma como Diosa, de ahí su poder de atracción y
carisma para obtener todo lo que ella deseara. Tú ¿Cómo te ves a ti misma?
Cada mujer puede tener el mundo a sus pies y vivir la historia que ella misma desee escribir. Negocios, familia, pareja, juventud, son parte del diario acontecer de algunas féminas que entendieron que para alcanzar el éxito primero debían aprender a amarse a ellas mismas y a cultivar los secretos de la feminidad.
“En el otro lado de la moneda encontramos a mujeres que en lo profesional son igual de exitosas pero en lo personal se sienten vacías o no están a gusto consigo mismas. Son féminas que con el fin de conquistar la gloria encararan una sinuosa batalla en la que ´ser la mejor´ implica aceptar las reglas y valores de una sociedad masculinizada”, comentó Soledad Domec, instructora en el Arte de la Diosa.
Expresó que por eso hay empresarias y ejecutivas con problemas de sobrepeso, gastritis, calvicie y mal humor, pues son mujeres que tratan su cuerpo como si fuera igual al de los hombres. “Esta es una conducta muy equivoca pues física y psicológicamente ellas tienen un ritmo muy diferente al de ellos”, apunto Domec quien también es representante para Europa y América Latina de la Academia Golden Altay.
Entrégate a ti misma
Parece chiste pero no lo es, la lista de quejas de la mujer es tan grande como el planeta mismo. Algunas féminas se encuentran inconformes porque no encuentran pareja y hasta dicen espantan a los hombres. Las que ya están casadas viven en la penumbra por un matrimonio marchito en el que la crianza de los hijos lejos de ser un placer es un martirio. “Esto sucede en México y en cualquier parte del mundo y primeramente es porque la mujer no se da la oportunidad de ser mujer, en consecuencia no es feliz”, señaló la instructora del arte femenino.
¿Cómo sería el mundo si tú impusieras tus reglas? Pues justamente de eso se trata el Arte de la Diosa, de que la mujer sea quien determine las normas con las que va a vivir; por ejemplo: que ella decida qué tiempo le dedica al trabajo, los estudios; en qué momento va a gozar de sus comidas y rutinas de ejercicio; el espacio que utilice para estar con la pareja, los hijos o simplemente con quien ella quiera.
“Cuando una mujer logra entregarse plenamente así misma es capaz de radiar esa alegría con la que vive, entonces será admirada por sus virtudes físicas y espirituales y logrará atraer todas las circunstancias positivas que ella desee: pareja, éxito en los negocios, armonía en el matrimonio y sobre todo felicidad”, aseguró Soledad Domec.
La fuente de la feminidad
Como agua que brota de manantial, las montañas Altay son la cuna de divinas mujeres que se han convertido en la máxima expresión de la femeneidad. De esta región es de donde provienen los conocimientos del Arte de la Diosa, sabiduría que un grupo de mujeres comenzó a rescatar hace aproximadamente dos décadas.
Las representantes del arte femenino cuentan que quienes lograban llegar a esta región quedaban admirados con la belleza de las mujeres que se encontraban en este lugar, pues sus cuerpos, atuendos y estilo de vida son muy distintos a los de las féminas en cualquier otra parte de mundo.
“Estas mujeres son sacerdotisas y su hermosura está aliada con la inteligencia y la sensualidad; son bellas sin ser escuálidas como las top model de las pasarelas; fuertes sin ser duras; poderosas y femeninas sin ser débiles; tremendamente sensuales y espirituales”, afirman.
Estas sacerdotisas buscaron la manera de transmitir esa sabiduría y por eso desde hace algunos años muchas mujeres de varias partes del mundo han viajado hasta las montañas Altay para ser iniciadas en el Arte de la Diosa.
Sin embargo, no es necesario que te desplaces hasta la frontera que hacen Rusia, China, Mongolia y Kazajstan para aprender estos conocimientos, pues las sacerdotisas han preparado a mujeres como Soledad Domec para que propaguen esta sabiduría en países como el nuestro.
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